jueves, 6 de abril de 2017

Mastoplastia reductora con técnica de anestesia local.


 Mastoplastia reductora con técnica de anestesia local. Presentación de un caso.

 
Autor: Luis Enrique Bravo Escobar*

 
Tutor: Dr. José Emeregildo González Agüero**

 
*Estudiante de 3er año de Medicina. Alumno ayudante de Cirugía Plástica y Caumatología. Universidad de Ciencias Médicas Carlos Juan Finlay, Filial Nuevitas, Camagüey, Cuba.

 

** Especialista de 1er Grado de Cirugía Plástica y Caumatología. Miembro Adjunto de la Sociedad Cubana de Cirugía Plástica. Profesor Instructor. Hospital Martín Chang Puga, Nuevitas, Camagüey, Cuba.

 

RESUMEN

 

La hipertrofia mamaria en la mujer es una entidad nosológica muy frecuente, y una parte muy importante de la población que la presenta va a demandar una solución, dados los problemas que origina. La cirugía estética de mama se realiza generalmente bajo anestesia general. En el presente informe se expone un caso de mastoplastia reductora con técnica de anestesia local. Se realiza previo marcaje con molde de Wise, se elige la técnica de “monopedículo interno”. El sangrado fue mínimo y no existió ninguna complicación durante el proceder quirúrgico. La sintomatología referida por la paciente desapareció totalmente, no se presentó ninguna complicación tardía y se mantuvo la estética de la mama de acuerdo a los conceptos de belleza de la paciente, lo que condujo a un alto grado de satisfacción de la misma.

 

Palabras clave: Hipertrofia mamaria, mastoplastia reductora, anestesia local.

 

 
INTRODUCCIÓN

 

La glándula mamaria es una parte importante de la morfología femenina y su desarrollo constituye una de las características más destacadas de las diferencias sexuales. A través de la historia, ha sido un constante motivo de atracción que en forma reiterada aparece en los testimonios del arte como un elemento cargado de significado religioso, mágico, antropológico, cultural o estético.

Las mamas son, sin lugar a dudas, uno de los elementos más importantes de la belleza femenina, símbolo del sexo y de la sexualidad humana, emblema de maternidad y zona erógena por excelencia. Freud dijo "cuando el niño mama, está poseído de instinto sexual". En esta frase se expresa tal vez todo lo que la mama de la mujer ha representado a través de las civilizaciones en su doble papel erótico y sexual.

La valoración estética del tamaño y la forma de la mama, son hechos íntimamente vinculados a factores históricos, culturales y personales. Por esta razón la plastia mamaria, con objeto de modificar la forma del órgano, se basa en una indicación subjetiva que prácticamente realiza la propia paciente o en una indicación objetiva por parte del médico en el caso de una hipertrofia mamaria o una gigantomastia.

En la historia antigua existen innumerables referencias a las mamas, desde Paulo Acgineta, cirujano bizantino que redujo ginecomastias, seguido por Ambroise Paré quien adoptó el procedimiento para mamas femeninas (1453 a 1600). En la era contemporánea se atribuye a Hyppolito Morestin en 1905 el inicio de las reducciones mamarias con fines estéticos. Desde entonces varios cirujanos han abierto el camino, perfeccionando y avanzando en busca de técnicas quirúrgicas que aporten buenos resultados estéticos y pequeñas complicaciones.1

La hipertrofia mamaria, definida como un aumento anormal y progresivo de las mamas, por lo general bilateral, debido principalmente a un incremento predominante del estroma y, en parte también, del parénquima glandular,2 en la mujer es una entidad nosológica muy frecuente, y una parte muy importante de la población que la presenta va a demandar una solución, dados los problemas que origina. El exceso de volumen y por consiguiente de aumento del peso mamario va a ocasionar una serie de trastornos reflejados en síntomas y signos entre los que se pueden destacar los siguientes:

 
1. Dolor en columna vertebral, fundamentalmente cervical y dorsal, con irradiación frecuente a extremidades superiores. La mala postura que adoptan estas pacientes para ocultar su exceso de volumen mamario, agrava los dolores cérvico-torácicos.

2. Dolor mamario y molestias, como consecuencia del exceso de peso que se ve acentuado durante la menstruación.

3. Intertrigo en el surco submamario, que se acentúa con el calor.

4. Aparición de surco, a menudo doloroso, en la región clavicular, consecuencia de la presión que ejerce el tirante del sujetador.

 
A toda esta sintomatología hay que añadir los trastornos psíquicos originados por la fobia dismórfica, que en un alto número de casos condicionará la vida de estas pacientes; aunque este último punto no es el objetivo primordial de este trabajo, sí que es necesario tenerlo en cuenta de forma permanente,3 por lo que se puede razonar que la cirugía estética de mamas, tanto para la reducción como para el aumento de estas, no tiene solo el objetivo de lograr un mayor embellecimiento de la mujer, sino que responde a un concepto muy ligado al proceso de salud-enfermedad.2

La cirugía estética de mama se realiza generalmente bajo anestesia general, lo cual somete a la paciente a los riesgos inherentes a esta técnica. En algunos centros especializados en cirugía estética han utilizado o utilizan la anestesia peridural torácica continua, mediante la introducción de un catéter en el espacio peridural torácico, para realizar las mastoplastia, implantes de silicona e incluso para liposucción y lipectomías abdominales, utilizando en estos últimos casos peridurales a un nivel más bajo; en otros servicios de cirugía estética han utilizado los bloqueos paravertebrales bilaterales e incluso la anestesia infiltrativa por la técnica de Klein, alternativas que no están exentas de riesgos según demuestran los informes publicados en las revistas médicas, los cuales van desde una anestesia espinal total, pasando por el neumotórax, la sobredosis y la muerte.

En la mayor parte de los servicios de cirugía estética de nuestro país se utiliza la anestesia general y en una minoría la anestesia peridural continua y la técnica de Klein.1 Teniendo en cuenta el contar con agentes anestésicos locales cuya seguridad ha pasado la prueba del tiempo y demostrado mediante evidencias palpables la posibilidad de su empleo racional y seguro cuando se emplean tomando todas las medidas preventivas para las posibles complicaciones y una adecuada selección de los pacientes a los cuales se les aplique la técnica, en el servicio de Cirugía Plástica del Hospital Martín Chang Puga, de Nuevitas, se ha adoptado la técnica de anestesia local infiltrativa, mediante la cual se insensibiliza solo la zona donde se realizará el procedimiento, sin alterar el nivel de conciencia.

En el presente informe se expone un caso de mastoplastia reductora con técnica de anestesia local, para lo cual se obtuvo previo consentimiento de la paciente.

 

PRESENTACIÓN DEL CASO

Paciente blanca, femenina, de 19 años de edad con antecedentes de salud aparentes que acude al servicio de Cirugía Plástica del Hospital Martín Chang Puga remitida desde el servicio de ortopedia por presentar fuertes dolores en la columna vertebral a nivel cervical y torácico. Además de dicha sintomatología, al interrogatorio refiere dolores y molestias en las mamas y la aparición de un surco doloroso en la región clavicular como consecuencia de la presión que ejerce el tirante del sujetador.

·         Antecedentes patológicos personales: No refiere

·         Antecedentes patológicos familiares: No refiere

·         Examen físico: Mamas asimétricas, sin lesiones de la piel, ni enrojecimientos. Pezón y areola sin lesiones, ni secreciones. No tumoraciones visibles. Dolorosas a la palpación. No se palpan nódulos en ningún cuadrante de ambas mamas. Regiones axilares y supraclaviculares sin adenopatías (Figura 1).
 

-IMC: 22.04

-TA: 120/80 mmHg

-FC: 76 latidos por minuto

-FR: 16 por minuto

·         Exámenes complementarios:

-Hemoglobina: 116 g/L

-Coagulación: 6´

-Sangramiento: 1´

-Radiografía de columna cervical (vista frontal y lateral): Se aprecia ligera rectificación de la lordosis fisiológica cervical (Figura 2).

 



Figura 1

 


Figura 2

Posteriormente es intervenida quirúrgicamente. Se escoge la anestesia local por lograr insensibilizar la zona deseada sin alterar el resto de las funciones corporales o el estado de conciencia de la paciente, la cual se mantiene despierta durante todo el procedimiento; no se precisa la intubación de la paciente ni su conexión a un ventilador mecánico, minimizando los riesgos que pueden poner en peligro la salud y seguridad de la misma. Los pacientes en los cuales se emplea este método experimentan analgesia posoperatoria, así como una recuperación más rápida con respecto a la anestesia general o regional, lo que permite realizar la operación de forma ambulatoria, disminuyendo el tiempo de estadía de la paciente dentro del hospital, el riesgo de infecciones nosocomiales, la carga de trabajo para el personal de la sala y el costo para el estado.

Se prepara solución de 60mL de Lidocaína (2%) en 180mL de SSF (0,9%), con lo cual se rebaja la concentración de anestésico al 0,5%, manteniendo su efecto y permitiendo obtener mayor volumen de anestésico con menor cantidad de medicamento. A esta solución se le agrega 1 ámpula de Epinefrina (1mg) para disminuir el sangramiento durante el procedimiento y prolongar el efecto de anestésico. Se agrega, además, 2 ámpulas de Difenhidramina (20mg) para prevenir reacción anafiláctica y lograr efecto sedante.

Se realiza previo marcaje con molde de Wise (Figura 3), se elige la técnica de “monopedículo interno”. Se infiltra anestesia por vía subcutánea en todas las líneas del marcaje y 5mL en el tejido mamario en cada cuadrante (Figura 4). Se procede a la excéresis de piel, tejido graso y mamario redundante (Figura 5), hemostasia, reestructuración de la mama a partir del monopedículo interno y cierre de piel siguiendo los trazos previamente diseñados (Figura 6). El sangrado fue mínimo y no existió ninguna complicación durante el proceder quirúrgico. La paciente egresó el mismo día de la operación.

 


Figura 3


Figura 4

 

 


Figura 5


Figura 6


Figura 7

  

DISCUSIÓN

Se confirma diagnóstico preoperatorio de Hipertrofia mamaria, en relación con los parámetros establecidos por el Dr. Ulrich, quien considera un peso de tejido mamario extraído entre 250 a 1000 gramos, y más de 1 000 gramos para clasificarlas en gigantomastias.1 A la paciente se le extrajo 350 gramos de tejido mamario.

La técnica quirúrgica empleada no implicó pérdida de la sensibilidad del complejo areola-pezón ni impidió la lactancia materna. La sintomatología referida por la paciente desapareció totalmente, no se presentó ninguna complicación tardía y se mantuvo la estética de la mama de acuerdo a los conceptos de belleza de la paciente (Figura 7), lo que condujo a un alto grado de satisfacción de la misma.

 


CONCLUSIONES

La mastoplastia reductora supone para las mujeres un aumento de la calidad de vida evidente y por tanto, de forma progresiva, debe dejar de ser considerada una intervención quirúrgica meramente estética y más una prestación que cada vez será más exigible por las mujeres.

El uso de la técnica de anestesia local demostró ser efectivo, se recomienda para este tipo de cirugías, mientras las características de la paciente lo permitan, por ser menos riesgosa, provocar menor sangrado, proporcionar analgesia posoperatoria, presentar menor tiempo de recuperación y no necesitar de un personal especializado en anestesiología para su implementación, por lo que se reduce la cantidad de participantes en el proceder.

Se recomienda que a aquellas pacientes que refieran dolor en la columna cervical y/o dorsal descartar como posible causa la hipertrofia mamaria, y de ser este el diagnóstico positivo, se sugiere como tratamiento electivo la mastoplastia reductora.

  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

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2-Schütz G.R., Detanico D., Goulart Jr. R., Dos Santos S.G.. Análisis de la biomecánica de la marcha en mujeres con hipertrofia mamaria. Cir. plást. iberolatinoam.  [Internet]. 2013  Dic [citado  2017  Feb  05] ;  39( 4 ): 369-380. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0376-78922013000400007&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4321/S0376-78922013000400007.

 

3-Rioja Torrejón L.F., Pedreño Guerao F., Deza Rodríguez P., Benítez Gumá J., Cabrera E., Redondo Camacho A. et al . Hipertrofia mamaria: ¿una deformidad estética? Cuándo debe sufragarse por la Seguridad Social. Cir. plást. iberolatinoam.  [Internet]. 2006  Jun [citado  2017  Feb  05] ;  32( 2 ): 99-106. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0376-78922006000200004&lng=es.

 

jueves, 11 de julio de 2013

Che Guevara dentista?

¿Sabías que el Che fue descubierto después de que tomó el nombre del dentista Fernando y trabajó como dentista en la ciudad de la región donde la guerrilla actuaba? allí esta foto

 
 Si bien han pasado más de 40 años de su muerte, su figura, vida y pensamiento son temas a los que siempre se hace referencia. Su imagen romántica y revolucionaria está presente en afiches, publicidades y remeras que dan la vuelta al mundo. Su recuerdo despierta amores y odios en pasiones encontradas. Estamos hablando del mítico argentino Ernesto Guevara Lynch, más conocido por todos como el "Che". Si bien mucho se ha escrito y hablado sobre su vida familiar, sus días como: médico, combatiente, político o funcionario; pero muy pocos conocen su faceta como dentista.

En la Sierra Maestra no solo actuó como soldado sino también como médico brindando atención en improvisados hospitales de campaña; pero lo desconocido es que en esa época (1956) comienza a ejercitarse como dentista. Su fama lo llevó a convertirse en el "sacamuelas" de la Sierra. Años después, el "Che" escribiría sobre su tarea como odontólogo narrando que "tenía poca pericia en esta actividad". Uno de los problemas a los que se enfrentaba era contar con poca anestesia por lo que recurría a lo que el denominaba "anestesia psicológica". La que consistía en increpar a sus pacientes en forma dura cuando se quejaban de los dolores.

Combatientes del Ejército Rebelde cuentan que como parte de tal "anestesia psicológica" el "Che" aplicaba una pomada de efecto placebo y que era "antidolor" a los aterrorizados pacientes. En general las extracciones se hacían, según relatos, "con la gente amarrada a un taburete" y para realizarlas usaba una tenaza. Otro relato sobre su actividad de odontólogo surge del mismo Guevara donde narra un fracaso al querer extraerle un colmillo a Joel Iglesias. "Todos mis esfuerzos -dice el Comandante Guevara- resultaron infructuosos (…) faltó solamente ponerle un cartucho de dinamita".
Su actividad dental resolvía los problemas que no solo tenía su tropa sino las poblaciones por donde ellos pasaban, aunque su método para las extracciones despertaba terror en sus pacientes.

Como ejemplo del terror que despertaba tener que sufrir una extracción dentaria a manos del "Che" podemos citar el recuerdo del Comandante Manuel Piñeiro Losada, conocido en los años de lucha como "Barba Roja": "... Luego volví a encontrarlo en El Hombrito, otro lugar de la Sierra Maestra, donde se hallaba su comandancia: armería, panadería, servicios médico y odontológico del cual él mismo era el dentista, con una tenaza por único instrumento. Coincidentemente con el día de hoy (10 de junio), yo tenía un tremendo dolor de muela, pero cuando iba en busca del Che oigo quejidos y gritos de un hombre y lo veo a él sujetando por la cabeza a un campesino y, tenaza en mano, extrayéndole una muela. Allí me dije: jamás caeré en las manos de este hombre".

No solo desarrollo su tarea de dentista en la Sierra Maestra sino también años más tarde lo haría en Bolivia. Es así como el 21 de junio 1967 escribiría en su Diario en Bolivia: "Después de dos días de profusas extracciones dentales en que hice famoso mi nombre de Fernando Sacamuelas, cerré mi consultorio y salimos por la tarde; caminando poco más de una hora". El sobrenombre de Fernando Sacamuelas se lo había puesto Eliseo Reyes Rodríguez un guerrillero combatiente.

miércoles, 24 de abril de 2013

CASO CLÍNICO


 
Tercer molar heterotópico en el ángulo de la
Mandíbula: caso clínico y revisión de la Iiteraria.
 
López-Quiles Martínez, Juan
Profesor Asociado de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid.
 
López Carriches, Carmen
Profesor Asociado de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid.
 
Baca Pérez-Bryan, Rafael
Profesor Titular de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid.
 
RESUMEN
La presencia de terceros molares ectópicos o heterotópicos es poco frecuente. Presentamos un caso clínico de un tercer molar ectópico localizado en el ángulo de la mandíbula y asociado a u quiste dentígero en una paciente de 68 años de edad que fue extraído por vía cutánea y hacemos una revisión de la literatura para intentar conocer los aspectos más importantes de estas retenciones como etiología, clínica y tratamiento más adecuado.
 
Palabras clave
 
Tercer molar inferior; Ectópico; Heterotópico.
 
 
INTRODUCCIÓN
 
Se dice que un tercer molar está en situación ectópica cuando se encuentra retenido cerca de su localización habitual y se habla de heterotópico cuando está alejado de esta
localización.
 
No es habitual encontrar terceros molares en posición heterotópica:
 Encontrando en la literatura referencias de cordales en el área condilar, rama ascendente de la mandíbula, en la apófisis coronoides, no habiendo encontrado en la basal mandibular.
 
No se conocen con exactitud los factores etiológicos por los que los terceros molares sufren este desplazamiento. Una causa es la presencia de quistes dentígeros por la presión ejercida por el fluido intraquístico que desplaza el tercer molar al borde de la mandíbula o a la rama ascendente o al cóndilo. Otra causa podría ser la falta de espacio entre el segundo molar y la rama de la mandíbula, resultado de los cambios regresivos en la arcada dentaria o la desproporción entre la base y la dirección de crecimiento del tercer
molar. Pueden ser un hallazgo casual al hacer una radiografía panorámica o dar clínica.
 
Hay varias opciones de tratamiento en el caso de dientes retenidos heterotópicos:
 
1-    Observación.
2-    Intervención o recolocación o extracción.
 
Si no hay síntomas ni procesos patológicos hay que valorar la relación riesgo-beneficio y la observación puede ser la opción adecuada. La intervención y recolocación consiste en el tratamiento ortodóncico o quirúrgico-ortodóncico para llevar el diente retenido a la
arcada. Es la opción adecuada en el caso de caninos incluidos.
La extracción se realiza cuando es imposible llevar el diente a la arcada o hay síntomas o procesos patológicos o es mayor el riesgo que el beneficio. En el caso de los
terceros molares heterotópicos el tratamiento será la observación o la extracción.
 
 
CASO CLÍNICO
 
Presentamos un caso clínico de un tercer molar mandibular izquierdo en una mujer de 68 años de edad que acude al Departamento de Medicina y Cirugía Bucofacial remitida
por su dentista ante la presencia de un 38 en posición heterotópica en el ángulo de la mandíbula que ha causado inflamación dolorosa del lado izquierdo de la cara y trismo
severo. Se le administraron antibióticos con lo que los síntomas desaparecieron. La paciente aporta radiografía panorámica en la que se aprecia un tercer molar retenido en
el ángulo de la mandíbula asociado a un quiste (figura 1). Se realiza tomografía para conocer la posición de ese tercer molar y quiste asociado y sus relaciones anatómicas. (Figura 2-3)
 











 
Figura 1. Radiografía panorámica con tercer molar heterotópico
 
 
 
 






 
Figura 2. Corte tomográfico.
 
 
 
 
 









 






 
Figura 3. Corte tomográfico
 
Tras realizar la historia clínica de la paciente (sin antecedentes de interés) y conociendo ésta los riesgos y beneficios de la intervención mediante el consentimiento informado se procede a la extracción quirúrgica del tercer molar heterotópico por vía cutánea. La piel de la paciente fue preparada con povidona yodada (betadine®). Se anestesió localmente mediante técnica troncular inferior para anestesiar el nervio dentario y lingual y el nervio bucal y se infiltró anestesia en la piel en la zona del ángulo de la mandíbula. (Figura 4) Se realizó una incisión en el ángulo izquierdo de la mandíbula un centímetro por debajo del borde inferior para evitar el brazo marginal del nervio facial, y el músculo masetero fue despegado de su inserción en la parte inferior y posterior de la rama ascendente de la mandíbula. (Figura 5) En seguida se localizó el tercer molar que fue extraído sin demasiada dificultad gracias a la presencia del quiste. (Figura 6) Éste fue eliminado asegurándonos de curetear la región quística que rodeaba el tercer molar. (Figura 7)
 
 
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Figura 4. Anestesia infiltrativa
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 5.Incisión y despegamiento
 
 

Figura 6. Exodoncia por vía cutánea

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 7. Legrado de cavidad quística
 
 
La herida quirúrgica fue cerrada mediante vicryl® de 3-0 los planos profundos y ethylon® de 5-0 para la piel y no se dejó drenaje. (Figura 8). El quiste fue enviado al anatomopatólogo confirmándose el diagnóstico de quiste dentígero.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 8. Sutura
 
La paciente tuvo un postoperatorio exento de complicaciones. A los siete días se retiró la sutura. No presentaba parestesia. Se hizo una nueva radiografía panorámica para comprobar la osificación de la cavidad dejada por el tercer molar y el quiste a los tres meses constatando la perfecta curación de la lesión. (Figura 9)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9. Radiografía panorámica postoperatoria (a los tres meses).
 

 
DISCUSIÓN
 
La etiología de la erupción ectópica es desconocida aunque hay varias teorías como la discrepancia oseodentaria por la evolución: se ha reducido el tamaño de la cavidad oral por la dieta pero el número y tamaño de los dientes no ha disminuido
al mismo ritmo, la presencia de quistes, trauma, infección, y anomalías del desarrollo. En nuestro caso la causa etiológica más probable parece la presencia de un quiste. El fluído intraquístico puede ejercer presión en la superficie oclusal del diente y causar la migración. Aunque los casos de terceros molares ectópicos son inusuales
no son tan raros como podría esperarse. La posibilidad de que estos cordales den episodios de infección o de que estén acompañados de quistes puede ser un argumento
más para recomendar la extracción temprana de los terceros molares incluidos asintomáticos. Gehrig presentó un caso muy significativo de cambio de posición de un tercer molar inferior a lo largo de 15 años de seguimiento radiográfico
migrando el tercer molar desde su posición habitual al cuello del cóndilo. Brown también presenta una serie radiográfica para ilustrar el cambio de inclinación axial de
los terceros molares pasando de una posición vertical a horizontal.
En nuestro caso la paciente sufrió un proceso infeccioso con inflamación, dolor y trismo que hizo recomendable la extracción quirúrgica. En casi todos los casos revisados la
clínica es parecida. Llama la atención como en algún caso a pesar de encontrarse el tercer molar lejos de su posición habitual se produce una fístula intrabucal a nivel del segundo molar.
El abordaje intraoral fue enseguida excluido por estar el molar inmediatamente debajo de la piel habiendo sobrepasado la basal mandibular lo que permitiría acceder al
tercer molar y al quiste de forma más directa preservando el nervio dentario. No hay duda de que el abordaje extraoral tiene dos riesgos nada desdeñables como son la lesión
del nervio facial y las cicatrices que pueden quedar en la piel. A demás los pacientes aceptan mejor la exodoncia si es por vía intraoral.
En los casos revisados en la literatura cabe destacar como ante una posición del cordal parecida se opta por un abordaje diferente. La posición más habitual es a nivel del cóndilo, se decide operar si el tercer molar ha dado clínica y en general no se interviene cuando se trata de un hallazgo casual por los riesgos de lesión nerviosa, fractura de cuello del cóndilo, etc.
 
 
CONCLUSIÓN
 
Un molar heterotópico en el ángulo de la mandíbula es raro. Está indicada su extracción quirúrgica cuando está asociado a patología como infecciones de repetición o la
presencia de un quiste dentígero. La cirugía debe ser planificada con un adecuado estudio radiográfico y clínico para decidir el abordaje y el tipo de incisión.
 
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BIBLIOGRAFÍA
 
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